Cuando llegan a Yangon, nuestro representante les estará esperando en el aeropuerto para daros la bienvenida.
Acto seguido, exploraran la ciudad más poblada y activa del país, aunque haya dejado de ser capital desde 2005 (la capital de Myanmar actualmente es Nay Pyi Daw, puramente administrativa).
Iniciaran nuestra expedición dando un agradable paseo por el “downtown” yangonés con el objetivo de admirar los edificios de era colonial (en especial alrededor del bulevar Pansodan y la plaza Maha Bandula), y la milenaria Sule Pagoda, centro neurálgico de la ciudad. Numerosos puestos de comida y consumibles de todo tipo se pueden encontrar en muchas de las esquinas de esta área, así como edificios de las principales religiones del mundo. Según la hora encontraran distintos mercadillos, pero el denominador común será la gran actividad de sus bulliciosas calles así como la mezcla de culturas y religiones del antiguo Rangún.
Un claro ejemplo del legado occidental en esta urbe oriental es el cercano Ministerio del Secretariado, edificio que, como sugiere su aspecto y herencia colonial, sirvió de sede central para los gobernadores administrativos de la Birmania británica. En la actualidad, este escenario tan novelesco se encuentra en un proceso de renovación con el objeto de recuperar su antiguo esplendor. Merece la pena disfrutar del particular ambiente del lugar, recorriendo sus pasillos llenos de detalles que rememoran un pasado de época, y comprobando los esfuerzos que se están realizando para su renovación.
Acto seguido, se dirigiren hacia el mercado de Bogyoke Aung San* (también conocido como Scott Market, cerrado los lunes y días festivos), donde, a pesar de los souvenirs, podran encontrar una concentración importante de toda la artesanía del país al mejor precio (* no abre ni lunes ni festivos).
Proseguiran hasta alcanzar el plato fuerte del día: la monumental Shwedagon Pagoda, el centro religioso más importante y venerado del país. Se trata, sin duda alguna, de una de las pagodas más bellas de todo el Sudeste Asiático. La espiritualidad y enorme belleza de todo el complejo reside no sólo en su grandiosidad sino especialmente en los pequeños detalles. Cada uno de sus rincones esconde una historia.